lunes, 30 de abril de 2012

Futuro

Mis pasos me llevaron a un barrio del centro, de esos barrios en los que, a mi entender en aquellos momentos, aflora la delincuencia de manos de quienes no tienen ni donde caerse muertos.

Vi, en un parque lleno de pintadas y sucio, grupos de personas con muy malas pintas y por las cuales me guardé bien todas mis pertenencias, ya que creí conveniente tomar dicha medida en lugar tan nefasto.

De repente, un balón de goma me golpeó en los pies, y un niño corrió tras él para darlo alcance. Dicho rapazuelo se paró a mi lado, mirando hacia arriba, con un gran esfuerzo para que su cuello se doblara lo suficiente:


- Hola - Me dijo el niño con una sonrisa en la boca.

- Hola- Respondí yo con una falsa media sonrisa.

-¿Cómo te llamas?

- Me llamo Prejuicio- Respondí, a la espera de que el mocoso abandonara su intento de hacerse mi amigo o, incluso, de robarme la cartera.

- Yo me llamo Esperanza y ahora te la quedas- Me dijo mientras su mano tocó mi brazo.

Yo no le di importancia, pero de repente todo cobró otro sentido.

Ahora el parque no estaba plagado de pintadas, sino de grafitis que anunciaban otro mundo posible; las personas que no tenían buena pinta, resultaron ser bohemios y pensadores que dialogaban sobre la forma de mejorar las cosas.

Estuve encantado con mi nuevo nombre y la nueva dimensión que las cosas habían tomado, pero me quedo una duda:

- Y si yo me llamo Esperanza, ¿tú quién eres ahora, pequeño muchacho?

- Si tú ya eres consciente de tu nuevo nombre, el mío para ti será Futuro.

1 comentario:

  1. mis palabras se han vuelto insuficientes al leerte... en cambio las tuyas me han completado... Este texto es increíble... :-)

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