martes, 30 de octubre de 2012

Una decisión inteligente


Entramos por una puerta vieja, carcomida, enmascarada en una capa de polvo bajo una entrada oscura.

En el recibidor, un mayordomo chepudo nos invitó a pasar; su rostro era muy pálido, sus labios, excesivamente enrojecidos sobre unos dientes perfectamente blancos y afilados.

De repente, la luz comenzó a parpadear, el hombre chepudo desapareció, no así aquella carcajada que parecía provenir del mundo ulterior. Corrimos a la puerta de entrada, muy asustados, pero ya era tarde: aquel traidor mayordomo nos había encerrado. Ruido de un motor, algo parecido a un cortacésped se escuchaba a lo lejos.

Así, decidimos cruzar la casa en busca de otra salida, aunque hasta el más valiente de los presentes temblaba como un perro abandonado.

Subimos la escalera, oscura, apenas se veían los escalones y las manos de los que creía que eran mis compañeros me tocaban por todo el cuerpo, algo que achaqué al miedo reinante; pero no era así, con un fogonazo de luz pude ver cómo a ambos lados de la escalinata sendas rejas encerraban unos seres que en otra vida pudieron ser humanos, pero que ahora se asemejaban a despojos de cadáveres en movimiento. El motor sonaba más cerca, acompañado de carcajadas.

Subimos deprisa, pero en los últimos peldaños comprobamos cómo las rejas cedieron y aquellos monstruos nos perseguían.

Como animales acorralados aumentamos el ritmo de nuestros pasos, y aquella celeridad nos condujo a una habitación donde una niña permanecía atada de sus cuatro extremidades a la cama. No, no era una niña, era uno de aquellos seres. El motor sonaba tan cerca que parecía estar tras la puerta, mientras una voz gutural continuaba riendo.

Nos acercamos a aquel cuerpo no muerto y, de repente, se movió e intentó agredirnos mientras nos insultaba, incluso nos vomitó encima.

La puerta cayó y, de pronto, un hombre con una motosirra nos persiguió hasta que, al fondo, un rayo de luz fue nuestra esperanza.

Ya en el exterior, tomé una decisión importante: me iría a montar a los caballitos porque estas atracciones me cagan de miedo.

1 comentario: