Ahora, en la distancia, sé la verdad.
Te amé; fue un instante, sí, pero te amé. Tu mirada rozó mi alma y vi el rubor de mis mejillas en tus pupilas.
Te amé. Amé por un momento esos ojos verdes que a la vez sé que me amaron en ese preciso instante; historia inconclusa, o tal vez bañada en la efemeridad de los buenos momentos.
Quizá amo a cada ser, en cada instante. Quizá amo cada fracción de tiempo que la vida me regala y que mi juventud me arrebata; pero aquella fracción de tiempo, aquel cruce de miradas, simbolizó un amor de una milésima de segundo.
Bonita reflexión y muy bien escrita
ResponderEliminarMe gusta!
ResponderEliminarSaludetes