Luna llena que me mandas
en el lecho de tu sombra
al abandono de mi honra
por manos de cruel dama.
Tú, que el mar embraveces,
que con fuerza y potencia,
que con suavidad y firmeza
causa de sus mareas eres.
Cómo podré resistir
en noche tan visceral
de aquel corazón mi latir,
de este amor su fin
si la razón ha de llamar
y yo todavía no la oí.
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