miércoles, 21 de marzo de 2012

Ironía

Te quiero,
y el suave aroma de tus besos,
el pálido suspiro de tu corazón,
desaparecen de mi vida sin razón
y sólo queda el desconsuelo.


Ahora no te quiero,
y tu abrazo me abraza
tan fuerte e intensamente
que mi cuerpo te rechaza
y desapareces de mi mente.

Te vuelvo a querer;
pero es demasiado tarde,
pues tu ya haces alarde
de olvidar y a otro tener.

No hay comentarios:

Publicar un comentario