Vuela, paloma, vuela;
hazlo en mis sueños, verdugos
de tantas alegrías pasadas;
hazlo en mis pensamientos, creadores
de tantas y tantas utopías.
Paloma, vuela, paloma.
No olvides Bagdad en tu vuelo,
ni la frontera en llamas
de aquel lugar sin palomar,
de nuestra Palestina.
Álzate en el mundo y no olvides lugar alguno,
haz que aquellos que te quieren cazar,
quienes adiestran cazadores, se rindan
y rindan cuentas esos opresores,
y tu vuelo sea lo más violento
que un niño deba soportar.
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